28 de septiembre: 40 años de la caída del Puente Colgante
Este jueves se conmemoran cuatro décadas desde la caída del Puente Colgante. Construido en 1928 como conexión vial para el suministro de agua, permaneció 55 años de pie. En 1983, debido a una devastadora inundación causada por el desborde del río Paraná, su destino quedó sellado.
En esa fatídica tarde de septiembre, a las 16.25 horas, la crecida del río destruyó dos aliviadores en la Ruta Nacional 168, inundó la Costanera, afectó la zona de la terminal y llegó hasta los alrededores de la Plaza España, lo que culminó con la caída del Puente Colgante.
La reconstrucción de esta estructura implicó más trámites burocráticos que tiempo real de construcción. El proceso comenzó en abril de 2000 y se completó en septiembre de 2002. Esta obra de ingeniería compleja y de gran envergadura se realizó en un lugar de máxima visibilidad dentro de la ciudad.
Ayer y hoy, de un lado al otro de la Laguna
El propósito original del puente era servir como un acueducto. Su construcción se debió a la necesidad de transportar agua desde la toma de Colastiné hasta la planta potabilizadora Mariano Candioti de Obras Sanitarias. Para ello, era necesario cruzar la boca de la laguna Setúbal en su punto más estrecho.
Tras su reconstrucción, el Puente Colgante recuperó su estatus como un emblema de la ciudad y se somete constantemente a labores de mantenimiento. El 25 de mayo de 2017 se inauguró una modernización en su iluminación, reemplazando las antiguas lámparas de sodio por luces LED. El sistema consta de 320 luces lineales y 104 proyectores para iluminar las torres, además de controladores programables que permiten crear distintas escenas luminosas.
En la actualidad, el Puente Colgante tiene una longitud de 295 metros y alcanza una altura máxima de aproximadamente 30 metros en cada una de sus antenas.