Este lunes se cumplen diez años de aquel intenso temporal que, en quince horas, ocasionó el colapso del sistema de drenaje de la ciudad. 200 personas se vieron afectadas y decenas de barrios del norte y oeste estuvieron anegados.
Recuerdo de una ciudad colapsada
La precipitación de aquel 25 de octubre de 2011 fue de 266 milímetros aproximadamente. En quince horas el sistema de drenaje de la ciudad colapsó y provocó que decenas de barrios del norte y el oeste quedaran anegados. No se registraron victimas mortales y el numero de evacuados fue relativamente bajo.
La colisión entre un frente de aire caliente proveniente del norte y uno frío del sur-sureste en un centro de baja presión fueron las condiciones que provocaron al intenso temporal. Los barrios afectados fueron Los Troncos, Yapeyú, La Nueva Tablada, La Ranita, Marcos Bobbio, Nueva Pompeya, San Martín, Los Ángeles y San Lorenzo. El problema no fue únicamente la velocidad del ingreso del agua a las viviendas, pero el hecho de que el agua quedó estancada, por las características del terreno, durante varios días. Las familias afectadas encontraron refugio en el Centro Integrador Comunitario de Facundo Zuviría, en el Polideportivo de La Tablada y en la vieja estación del ferrocarril Mitre.
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Los ciudadanos de Santa Fe tenían muy presente en la memoria el recuerdo de la trágica inundación provocada por la crecida del río Salado en 2003. Por este motivo la indignación por tener que abandonar casas y pertenencias se unió a un masivo reclamo por aquella deuda que el gobierno nunca pagó: incluir a las barriadas populares en el sistema de cloacas.
Mientras desde la Municipalidad se aseguraba que se trataba de una “lluvia histórica, por el volumen y la intensidad”, vecinos de los barrios afectados declaraban públicamente que era una “situación que padecemos cada vez que llueve”.
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Diez años después de aquel temporal algunas cosas han cambiado. Se construyeron sistemas troncales de desagües y se realizaron mejoras en la capacidad de bombeo hacia el río Salado. Sin embargo, la memoria colectiva santafesina no permite contemplar esta historia sin traer a colación el fantasma de las inundaciones del 2003.
La trágica crecida del Salado del 29 de abril de 2003 dejó más de un centenar de muertos, 30 mil evacuados y multimillonarias pérdidas materiales.
