El cine de Arturo Castro Godoy
No todos los días las y los santafesinos tienen la oportunidad de ver su ciudad, sus habitantes y sus rincones oscuros en la pantalla grande de un cine local. Para el realizador Arturo Castro Godoy es una oportunidad de compartir una mirada única de Santa Fe, una mirada que se construye desde el movimiento cotidiano, desde los silencios, desde los pequeños gestos que no logramos ver en nuestra vida diaria. ¿Y acaso no es ese uno de los poderes más notables del cine? Dialogar con la realidad, diría Pier Paolo Pasolini, aludiendo al cine como un sistema de signos, propio de un lenguaje.
Castro Godoy es egresado del Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales, una institución histórica dentro de nuestra ciudad. Desde que pudimos ver por primera vez su tesis de carrera, La cima del Mundo (2014), nos dimos cuenta que el joven cineasta perfilaba una construcción narrativa sensible que, sin hacer uso de palabras, le otorgaba voz a aquellos que fueron privados de una. Sus primeros largometrajes, Silencio (2016) y Aire (2018), se enfocan en cuestiones acerca de la niñez y la adolescencia. Son problemáticas complejas que encuentran en la obra de Castro Godoy una expresividad particular, alejada de los tradicionalismos del cine panfletario.
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El estreno de Rinoceronte
El pasado jueves, la histórica sala santafesina del Cine América fue la sede central del estreno de Rinoceronte, de Arturo Castro Godoy. Aunque su estreno oficial fue en 2022, en el marco del 27º Festival Internacional Schlingen de Alemania, donde obtuvo varias distinciones. Asimismo, el film fue seleccionado para participar del 48º Festival de Huelva de Cine Iberoamericano, en España, donde ganó el Premio Mejor Película, otorgado por la Asociación de Periodistas Iberoamericanos de Cine.
Damián (Vito Contini Brea) es un niño de 11 años inmerso en un ambiente violento y negligente. En contra de su voluntad, las autoridades lo llevan a vivir a un hogar de niños, donde deberá encarar un nuevo comienzo. Sin embargo, aunque las intenciones de su asistente social (Diego Cremonesi) y su entorno son sinceras, el joven encuentra dificultades para adaptarse.
Tal es la historia de Damián, un niño que ve su vida transformada de la noche al día. Volviendo a sus orígenes como realizador, Castro Godoy retoma el concepto del abandono a las infancias a través de un relato íntimo, donde los gestos, silencios y reacciones de los personajes nos cuentan aquello que el guion omite. Ese dolor que transitan los personajes, y que llevan marcado en la piel, a veces escondido, otras veces expuesto, es un dolor producto de la desidia adulta, de la violencia y de las injusticias sociales. Damián, que ha crecido en un ambiente hostil, aprecia la estabilidad mundana de un mundo que parece ignorarlo, es su forma de ver las cosas, propia de su inocencia y sensibilidad. El director evita caer en el fatalismo innecesario con una trama que permite vislumbrar un mensaje social y, al mismo tiempo, la posibilidad de ver que existen esperanzas si estamos dispuestos a luchar por ello.
Rinoceronte, de Arturo Castro Godoy, permanece en la cartelera del Cine América (25 de Mayo 3075).
Crítica de Hernán Ceccato
