Por Hernán Ceccato
“La emancipación del espectador pasa por una mirada que no sea la programada”
(Jacques Rancière)
Años antes de la pandemia de Covid-19, las salas de cine del mundo comenzaron a percibir una gradual disminución de espectadores. Muchos intentaron exponer las causas de este estado de situación, desde las economías cambiantes, hasta las crisis creativas de la industria cinematográfica; pero hay una que cada día cobra más relevancia: el auge de las plataformas de streaming. En más de una ocasión y desde diversos podios, se ha llegado a decir que el cine como actividad sociocultural está “muriendo”. Ya sea por los montos recaudados, las entradas vendidas o la calidad misma de las producciones, en general los números no mienten: el público ya no va al cine como solía hacerlo. En una entrevista realizada en 1996, el cineasta Marco Ferreri planteó que “seguramente se seguirán haciendo películas, de aquí a 20 años lo llamarán de otra manera, y seguirá siendo un espectáculo para ver en televisión… Pero el cine no existe más”.
Pero tomemos distancia, aunque sea por un momento, de las posturas poéticas vinculadas con la creación artística. El público general ya no encuentra razones para acercarse a las salas de cine cuando la experiencia es replicable desde la comodidad del hogar. Pero en lugar de preguntarnos hasta qué punto dicha experiencia es verdaderamente replicable, nos enfocaremos en aquellas plataformas que hallaron la oportunidad de convertirse en verdaderos polos audiovisuales, y aquellas productoras que no tuvieron más opción que adaptar sus estrategias de streaming para satisfacer las nuevas demandas del público. Según el portal de estadísticas Statista, sólo en Latinoamérica, entre 2019 y 2021, la cantidad de usuarios de plataformas de streaming creció más de un 40%, superando los 60 millones de espectadores en 2021.
Leer más: El Juego del Calamar es oficialmente la serie más vista en la historia de Netflix
Seguramente el ejemplo más notable sea Netflix, un servicio que se encuentra disponible en América Latina desde 2011. Al principio se trataba de una modalidad desconocida para los televidentes latinoamericanos. Antes de la llegada de este tipo de ofertas por streaming, el concepto de ver estrenos de cine en la comodidad del hogar era un concepto íntimamente vinculado con la piratería ilegal o con los servicios codificados de ciertas empresas de cable. La propuesta de Netflix, aunque no era novedosa, era legal, y ofrecía a los usuarios beneficios pocas veces igualados por la piratería: óptima resolución de imagen, buena calidad de audio, velocidad de reproducción y conexión, etc.
La guerra de las plataformas en números
Con el pasar de los años, la expansión de los medios de comunicación digitales y la asimilación de la Internet en cada vez más aspectos de la vida humana, empresas como Netflix reconocieron que tenían en sus manos la posibilidad de convertirse en el medio por excelencia de consumo audiovisual. De esta manera, mientras que en un principio ofrecían películas y series al público general, ahora se trata de una empresa cuyos recursos le permiten producir sus propios contenidos. Pero los tiempos que corren demandan una rápida y efectiva adaptación, y aquellas productoras que veían sus ganancias a través de los estrenos en las salas, en la actualidad cuentan con al menos un servicio de streaming.
En 2020 el comienzo de la pandemia de Covid-19 llevó a los gobiernos a decretar una cuarentena a nivel mundial. Este contexto de incertidumbre y aislamiento fue óptimo para el asentamiento de nuevas plataformas. En la actualidad Netflix debe competir con grandes empresas como Walt Disney Co., WarnerMedia, Amazon y Apple Inc., entre otras tantas compañías que ofrecen contenidos audiovisuales por streaming.
Leer más: Netflix explicó por qué aumentó el valor del abono
Como dijimos, la pandemia impulsó significativamente este tipo de servicios de entretenimiento. Sin embargo, los reportes oficiales de Netflix reflejan que los números de nuevos usuarios han llegado a un marcado estacionamiento. La empresa de contenidos terminó el segundo trimestre de 2021 sumando 1,54 millones de usuarios a su plataforma a nivel mundial. Aunque se superaron las proyecciones realizadas por los especialistas, estos números están lejos de su marcado crecimiento años atrás. Netflix concluye el 2021 con más de 209 millones de suscriptores a nivel mundial, o sea, muestra un crecimiento del 8,4% en comparación al 2020. De esta cifra mundial, 38,66 millones de los usuarios son de Latinoamérica.
Productoras como Warner, Disney, Amazon y HBO han comenzado a apostar por este mercado en ascenso. En el caso de HBO Max (la fusión de WarnerMedia con la cadena HBO), se trata de una plataforma que se lanzó en 2020 y que hacia la segunda mitad de 2021 contaba con una membrecía mundial de 67,5 millones de usuarios, pronosticando llegar a los 70 millones para el fin de año. Amazon Prime, activo desde 2016, tuvo un inicio de año muy exitoso, alcanzando los 200 millones de usuarios en todo el mundo. Una de las plataformas más esperadas de los últimos tiempos fue Disney+, que llegó a Latinoamérica recién en 2020. Según sus informes hacia el mes de julio de 2021, 116 millones de usuarios contaban con este servicio.
Con el comienzo de la pandemia y el confinamiento obligatorio hacia finales de marzo de 2020, en Argentina la venta de entradas al cine disminuyó un 73,15%. La Encuesta Nacional de Centros de Compras del INDEC reveló números interesantes: 5.661.827 espectadores asistieron a las salas durante 2019; mientras que en 2020 fueron sólo 1.123.749 espectadores; hacia agosto de 2021, 902.494 espectadores volvieron a las salas de cine. Desde los sectores de producción, distribución y exhibición aseguraron que el daño económico registrado en los últimos tiempos es irremediable; sin embargo prevén una posible recuperación para 2022. De acuerdo a los números que se desprenden de la Gerencia de Fiscalización del INCAA, este año cerrará con casi 14 millones de entradas vendidas a nivel nacional, una cifra muy alejada de aquellas registradas en 2019, que mostraba una venta total de 46.870.000 entradas a nivel nacional. De esta manera, el 2021 terminará con el 30% de lo que fue el público en 2019. Aunque habría que destacar que desde junio, en gran parte de los territorios de Argentina, los cines pudieron reabrir sus salas y han comenzado a sentir la tan ansiada recuperación.
En la búsqueda de conservar la cantidad de usuarios y al mismo sostener la venta de entradas en las salas de cine, las compañías utilizan la modalidad conocida como “estrenos simultáneos”, lo cual significa que una película se estrena tanto en salas como en plataformas al mismo tiempo. Aunque este tipo de iniciativas no son ajenas a la polémica, como demostró el caso de Disney vs. Scarlett Johansson; durante el enfrentamiento legal la actriz que forma parte del Universo Cinemático de Marvel, denunció que el Premier Access que ofreció Disney+ en vísperas del estreno del film “Black Widow” generó pérdidas en sus ganancias, de acuerdo al contrato que se había establecido previamente. El caso estableció un precedente legal en la industria del entretenimiento norteamericano, y dejó al descubierto que las plataformas de streaming y las funciones de cine convencionales no siempre van de la mano.
Siguiendo esta línea, es necesario destacar el caso de “Spider-Man: No Way Home”. Los números de la última película de Marvel Studios son los mejores que se han visto en Argentina desde el comienzo de la pandemia. En su primera semana en cartelera la película logró vender 1.550.00 entradas a nivel nacional. Este “fenómeno”, además de ser el comienzo de una posible recuperación para las salas y distribuidoras, demuestra que aún existe un público dispuesto a movilizarse de forma masiva al cine, incluso a pesar del contexto actual que atraviesa el país y el mundo. En pocos días, la más reciente aventura del Hombre Araña se convirtió en la película más vista de 2021 en las salas de cine.
Nuevos modos de consumo
Con cada vez más estudios de Hollywood apostando al streaming, no se alcanza a advertir, al menos de manera consciente, el impacto cultural que esto tiene sobre los modos de consumo de los espectadores. Aunque podemos decir que siempre habrá público para las salas de cine, este se encuentra cada vez más anegado. La cantidad de entradas vendidas venía reflejando esta situación, que parece repuntar en la última etapa de 2021. Esto ha suscitado la preocupación de la industria cinematográfica, y la respuesta a esto, en términos generales, es siempre la misma: adaptarse. Si podemos señalar una característica de la industria cultural es la capacidad de sostener la atención de un público cada vez más disperso. La fragmentación de pantallas, esto es, el reemplazo de la pantalla única del cine por las pantallas individuales, permite la creación de contenidos que son delineados específicamente para satisfacer inquietudes previamente estudiadas por el mercado.
Para reflexionar acerca del futuro del cine como expresión artística en contrapunto con la manufactura de un entretenimiento mercantil, podemos plantear algunas interrogantes: ¿Es la inmediatez que ofrecen plataformas como Netflix la responsable de la pérdida de espectadores? ¿Las grandes producciones de Hollywood son las películas que mejor funcionan actualmente en las salas de cine? ¿El cine, al estar ligado a su dispositivo técnico, debe adaptarse a los tiempos que corren? ¿La fragmentación de pantallas es el futuro del arte cinematográfico? Es probable que todas estas preguntas sólo sean la punta del iceberg.
