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La editorial SM Argentina anunció oficialmente su cierre y desató la polémica por el destino de los libros sobrantes

Luego de oficializar el cierre definitivo de la filial en Argentina, la editorial SM de origen español advirtió que los libros que se encuentran en el depósito serán destruidos.

 Una editorial con historia

SM es una empresa de origen español, y desde su llegada a la Argentina se convirtió en una de las editoriales más reconocidas del país, especialmente por su intensa labor vinculada con lectores jóvenes y las instituciones escolares. Casi la totalidad del catálogo de SM Argentina está destinado a inculcar el hábito de la lectura a las infancias y a la divulgación de autores y autores de suma relevancia dentro de la literatura latinoamericana.

Luego de anunciar el cierre definitivo de la filial argentina, la editorial advirtió que los libros remanentes que permanezcan en los depósitos de la empresa serán destruidos, en una práctica habitual dentro de la industria editorial. Sin embargo, la noticia no sólo despertó tristeza y nostalgia, también generó el malestar entre los autores que han sido publicados por SM, quienes piden que sus obras sean donadas a escuelas y bibliotecas y no destruidas.

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En un comunicado de prensa, los autores y autoras admiten que se trata de una práctica habitual del mercado editorial, pero recuerdan que “más del 50% de las infancias está bajo la línea de pobreza”.

¿Por qué SM se retira de Argentina?

La noticia del cierre de la editorial es el resultado de una serie de decisiones que comenzaron en 2019 cuando, luego de cuatro años de la gestión de Mauricio Macri, se vieron obligados a reconocer que la empresa ya no era rentable en la Argentina.

Nucleados en el colectivo Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), autores, ilustradores y especialistas compartieron un comunicado en las redes sociales expresando el malestar que produce el cierre de SM, especialmente teniendo en cuenta que, en caso de cierre, “la mayoría de los libros en depósito, cientos de miles, de más de dos centenares de autores, irán a ‘picado’ y ‘desguace’, o sea, se destruirán para que no ‘inunden el mercado’, generando competencia para los nuevos libros”.

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Los autores damnificados proponen como alternativa que los libros se destinen a donaciones para escuelas, bibliotecas e instituciones de bien público, y exigen que el Estado tome cartas en el asunto para generar el nexo necesario.

“Consideramos inapropiado no sólo el modo en el que desde la empresa se avisó a los autores y autoras perjudicados acerca de la partida, sino la “solución” propuesta en la que se incluye como opciones el retiro de algunos de los ejemplares o su destrucción a corto plazo. Sabemos que la destrucción de libros es una práctica usual de las editoriales que, incluso, figura en muchos de los contratos que firmamos, pero el picado de cientos de miles de ejemplares es una decisión empresarial que no podemos dejar de repudiar en días cercanos al mes de la memoria y al inicio del ciclo escolar. Con más del 50% de las infancias debajo de la línea de pobreza, creemos que la lectura de buena literatura es necesaria. La empresa debería hacerse cargo de la logística para distribuir dichos ejemplares entre las infancias expulsadas del tan mencionado “mercado”, plantea el colectivo LIJ en sus redes sociales.

Fuente: Página 12
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