Obligan a Santoto Voley a mudarse y se desató la polémica
El club santotomesino Santoto Voley recibió una noticia que cayó como un baldazo de agua fría: la intendenta Daniela Qüesta emitió un decreto con fecha del 4 de octubre de 2023, en el cual establece que la entidad debe cambiar su ubicación actual en Derqui 2236. Se le otorga un plazo de un año a partir de la notificación para llevar a cabo esta mudanza.
Para la institución, esta decisión de la máxima autoridad del gobierno municipal se percibe como una especie de traición, especialmente porque, en períodos electorales, la Dra. Qüesta solía organizar visitas al lugar, en defensa del deporte local.
Desde la creación de Santoto Voley, se ha producido una dicotomía en la comunidad: por un lado, un grupo de vecinos expresó su incomodidad ante las molestias causadas por el ruido generado durante la práctica del deporte. Al mismo tiempo, cientos de jóvenes encontraron en el club un espacio para practicar deportes y llevar un estilo de vida saludable y disciplinado, alejado de malos hábitos.
Si bien es probable que la decisión administrativa sea impugnada y que este asunto siga el curso de los procedimientos legales pertinentes, Sol Play dialogó con las diferentes partes involucradas en el conflicto.
Un club, dos versiones
El presidente del club, Carlos Hauque aseguró que fue “la denuncia de una sola vecina lo que desató todo. Estamos readaptando las actividades del club hasta que tengamos una noción de cómo se resolverá esto. Nosotros tenemos un comodato por 25 años para usufructuar las instalaciones”.
El dirigente sostuvo que, en 2018, se hicieron trabajos de insonorización en la entidad. “Siempre que medimos los decibeles, nunca nos dieron por encima de lo que se considera como ruidos molestos. Nunca habíamos recibido ninguna queja de la Municipalidad y tenemos todos los papeles en regla”.
Por su parte, Gastón Borgna, secretario de Gobierno de la Municipalidad de Santo Tomé contestó: “formalmente hay reclamos que vienen haciéndose por distintos vecinos desde el año 2018. Esto se ha incrementando a medida que fue creciendo el club: aumento de obras y de cantidad de gente que se suma a las actividades”. El funcionario remarcó: “Esto no es un River – Boca. Es una situación compleja que hay que tratar de solucionar. No es grato para los vecinos que desde 2018 vieron cambiada su vida cotidiana. Sobre esto hay intervenciones de la policía municipal constatándolo. Hubo reuniones entre ambas partes y se ofrecieron alternativas para no llegar a este problema”.
