El Gobierno reconoció que tenía como objetivo la “identificación” fotográfica y fílmica de barcos extranjeros. Cómo lo buscan.
A cuatro meses de la desaparición, poco y nada se sabe del submarino ARA San Juan ni de los 44 tripulantes que llevaba a bordo, en una misión que regresaba a Mar del Plata desde Tierra del Fuego. Tras 120 días, la nave es buscada solo por dos buques de la Armada, y los familiares realizan actos para exigir la aparición. Ayer el Gobierno admitió que realizaba tareas de espionaje.
Según La Nación, el Angelescu, perteneciente al Ministerio de Agroindustria, se encuentra camino a Buenos Aires y por el momento tampoco volverá a incorporarse a la búsqueda del ARA San Juan. Hasta el momento, la hipótesis central a cuatro meses es el ingreso de agua a las baterías, por medio de la tubería del snorkel, que ocasionó el cortocircuito mortal.
La última novedad del caso fue informada ayer por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante su exposición ante la Cámara de diputados. Una de las preguntas rondaba en torno a la misión que realizaba el submarino ARA San Juan. En su respuesta, el funcionario detalló que “el objetivo táctico prioritario era la localización, identificación, registro fotográfico/fílmico de buques frigoríficos, logísticos, petroleros, buques de investigación de otras banderas, que se encontraran realizando alijo (fraude) con un buque pesquero”.
“Como objetivos materiales secundarios de esta actividad se establecieron buques y aeronaves que operan desde las Islas Malvinas”, agregó el jefe de ministros, quien remitió un documento supuestamente confidencial que ya había sido publicado por medios de comunicación, con fecha del 24 de octubre, donde se ordena: “Es de interés de este comando obtener la identificación mediante imágenes fotográficas o video de los buques de interés en dicha área (denominada ‘Juliana’) y registrar su actividad”.
Lo curioso es que en ese listado, además de incluir barcos pesqueros, se mencionan las “Aeronaves RAF130” – de la Real Fuerza Aérea Británica – y “de gobernación Malvinas”. Según el cronograma detallado en el documento, en la fase II de la etapa 4 el ARA San Juan debía realizar un despliegue en el área “Milagros” para proceder a un ejercicio de “ataque submarino”, a partir del 15 de noviembre, el día en el que se contactó por última vez con la Base Naval.