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En Santa Fe los presos que trabajan cobran hasta $1.800

No se trata de un sueldo, como lo plantea la ley nacional, sino que se trata de una remuneración estímulo para aquellos internos que participen de los talleres del producción o realicen tareas de mantenimiento dentro del penal.

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El aumento del salario  mínimo en el país despertó un nuevo debate por el impacto que tendrá en aquellos internos del Servicio Penitenciario Federal. Es que el ajuste establece un piso para todos los trabajadores y quedan incluidos los que están privados de su libertad. En Santa Fe, sin embargo, la situación es muy diferente ya que los condenados no cobran un sueldo sino una beca que es mucho más baja.

El salario mínimo se elevó 18,5 por ciento, a 5.588 pesos desde el 1 de agosto y se incrementará 10,5 por ciento más en enero, llegando a 6.060 pesos. Ese es, entonces, el incremento que percibirán los presos que tengan trabajo en el país.

El domingo, a partir de la comparación del salario mínimo con la jubilación nacional mínima –que está en 3.821,33 pesos–, se generó un gran debate en los medios de comunicación y las redes sociales.

Es importante tener en cuenta que la remuneración de los condenados está regulada por la ley nacional Nº 24.660 que, en el artículo 120, establece que “el salario del interno no será inferior a las tres cuartas partes del salario mínimo, vital y móvil”.

De todas maneras, cuando Santa Fe adhirió a esa ley lo hizo exceptuando dos artículos, uno de ellos justamente el que contempla la remuneración de los condenados que trabajan. Al respecto, el secretario del Servicio Penitenciario de la provincia, Pablo Cococcioni, explicó: “En la ley de adhesión de la provincia se establece que el interno va a recibir por su trabajo un peculio estímulo que, conceptualmente, es similar a una beca”.

Y agregó: “Se entiende que el trabajo o el aprendizaje de un oficio forma parte del tratamiento penitenciario, por lo tanto no se le debería pagar como a un trabajador en libertad. Ese es el esquema de la ley provincial. La suma que se le paga oscila entre los 300 y los 1.800 pesos”.

La remuneración varía de acuerdo a la tarea que realicen los condenados. Así aquellos que se ocupan de la limpieza o el mantenimiento de las instalaciones cobran menos que quienes se desempeñan, por ejemplo, en los talleres del Instituto Autárquico Provincial de Industrias Penitenciarias (Iapip).

“Los que más cobran son los que están en los talleres de Iapip, son presos que muchas veces están próximos a su libertad. Y el peculio mínimo, el de 300 pesos, es para el que todavía no tiene trabajo pero se le pide que ayude con alguna tarea, como barrer un pasillo”, manifestó el funcionario del Ministerio de Seguridad.

En cuanto a la disposición del dinero por parte de los internos, agregó que se les entrega todos los meses y que cada uno define su utilización. “En general se utiliza para solventar algunas cuestiones básicas como el jabón o una maquinita de afeitar; ya que se entiende que la alimentación y otras cuestiones básicas están aseguradas por la misma cárcel”, comentó y acotó que hay quienes transfieren parte de la remuneración a sus familiares fuera del penal.

Como no es un sueldo, como el que plantea la ley nacional, tampoco está sujeto a los descuentos que establece la norma como que un porcentaje deba ir a la familia, otro para el interno y otro de ahorro.

Fuente: Uno Santa Fe

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