En un nuevo episodio lamentable y vergonzoso, el partido en River y Boca por la final de la Copa Libertadores tuvo que ser reprogramado debido a agresiones que sufrieron los jugadores Xeneixes cuando llegaban al Estadio Monumental.
River vs Boca suspendido
Una vez más, volvimos a fallar ante la vista del mundo. A pesar de que nos sobran oportunidades para redimirnos y demostrar que somos capaces de hacer las cosas bien, lo que debió ser un simple partido de fútbol (más allá que sea un clásico) jugado únicamente con público local, la violencia dijo presente una vez más y el River-Boca fue reprogramado para este domingo a las 17 debido a las agresiones que sufrieron los jugadores de Boca cuando llegaban al Monumental a bordo del colectivo.
Un operativo policial que debía resguardar, por sobre todas las cosas al micro que trasladaba a la delegación Xeneixe, falló de manera, cuanto menos, curiosa y permitió que “hinchas” de River arrojaran cualquier elemento que tuvieran a su alcance provocando que los vidrios del vehículo estallaran produciendo daños a los jugadores. Además la Policía utilizó gas pimienta para hacer retroceder a los agresores y también terminó afectando a la delegación de Boca.
Pablo Pérez, Gonzalo Lamardo, Agustín Almendra, Carlos Tévez, Edwin Cardona, Nahitán Nández, fueron los jugadores más afectados por el gas y que sufrieron cortes a causa de los vidrios que estallaron del micro que los transportaba hacia el Estadio Monumental.
Incluso el capitán Xeneixe, Pablo Pérez y el juvenil Lamardo debieron ser trasladados a una clínica para ser revisados. Tras ser atendido, se determinó que el ex Newell’s no estaba en condiciones de jugar el partido en caso de tener que hacerlo debido a una “úlcera por cuerpos extraños” en su ojo izquierdo.
Las razones de este ataque no están claras. Hasta se presume que pudo ser un “pase de factura” a causa del allanamiento que se le realizó este viernes al jefe de la barrabrava de River, Héctor “Caverna” Godoy.
Le secuestraron 300 entradas y $7 millones al jefe de la barra de River
Cualquiera haya sido la motivación de la “falla” del operativo de seguridad, las razones del ataque artero al micro Xeneixe, la realidad es que nada funciona como debería. Nada se desarrolla como debería. En todos los ámbitos, hoy, al igual que en 2015, en un simple partido de fútbol. No interesa que sea un River-Boca, un superclásico, es fútbol, no hay otra cosa. Habrá que reflexionar mucho. Todavía más si colocamos en contexto que los dirigentes políticos más importantes del mundo están a horas de arribar al país en el marco de la realización del G-20.
Pero no todo el escándalo se desarrolló en Argentina o por un argentino, Alejandro Domínguez, paraguayo presidente de CONMEBOL y Gianni Infantino, suizo presidente de FIFA, influyeron para que el partido se juegue a como dé lugar, mientras en el vestuario de Boca los jugadores estaban sufriendo las consecuencias del ataque al micro. Esto sirve para saber en manos de quién se encuentra este amado deporte. Lamentable que los dirigentes poco entiendan del amor a la pelota.
Desde el Twitter oficial de CONMEBOL se modificó en dos ocasiones el horario de inicio del juego, primero a las 18 y luego a las 19.15. Luego, el médico de CONMEBOL, alegando que las heridas de los jugadores de Boca era “superficiales” y que desde el “punto de vista médico, no habría inconvenientes para jugar el partido”, mientras Pablo Pérez era retirado del estadio en ambulancia hacia una clínica para ser atendido. Todo muy normal. Incluso Carlos Tévez y Fernando Gago reconocieron en la puerta del vestuario que estaban “siendo presionados para jugar”.
Finalmente no se jugó, a pesar de estar obligados por autoridades de CONMEBOL el partido entre River y Boca, pero quedó demostrado una vez más que el espectáculo lo brindamos desde el enfoque incorrecto y sin las agallas necesarias para tomar las decisiones correctas para comenzar a que las cosas se desarrollen como deberían ser y no como queremos.
