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Siguen las dudas tras la primera reunión por el clásico

El clásico del próximo sábado 17 o domingo 18 de noviembre genera y generará discusiones, intercambio de opiniones y, sobre todo, mucho sentido común y eficacia operativa para que no haya lamentos posteriores. La primera gran decisión a tomar es jugarlo con o sin público visitante. Por más que nadie lo haya planteado, es la realidad que se instala sobre tres aspectos:

* 1) Que es muy difícil que Unión pueda tener su tribuna construida (se instalarían los pilares durante este mes de noviembre), con lo cual el sector visitante seguirá siendo el mismo, en teoría, cuando se juegue el clásico del torneo Final en 2013.

* 2) La policía no ha sido eficaz en el montaje del operativo del último clásico. Hubo desbordes, incidentes antes del partido, fallas en esa idea de traer a los hinchas juntos desde el estadio rival, agresiones de tribuna a tribuna durante el partido que hasta pusieron en serio riesgo la continuidad del mismo y heridos por los proyectiles que volaban de un sector al otro.

* 3) El aspecto deportivo y la cercanía del final de la temporada cuando se juegue el clásico revancha en el torneo Final.

La postura de los clubes
Esta mañana se llevó a cabo una reunión, casi de manera sorpresiva, en la cual participaron dirigentes de ambos clubes (Lamas, Bovo, Moncagatta, Kaial, Marín y Fernando Maglianesi, entre otros), además de Diego Porreti por gobierno, Cristian Sola por parte de la policía santafesina y un representante de la Municipalidad.

¿Qué pasó en ese encuentro?, se hizo un relevamiento de los dos clásicos anteriores, se marcaron los errores, quedó pendiente un trabajo sobre el aspecto de seguridad que estará listo para el jueves que viene (día del nuevo encuentro) y se pusieron sobre la mesa todos los problemas que existieron o que pudieren existir a los efectos de tener el mejor diagnóstico preventivo.

La postura de los dos clubes es muy clara: jugar los partidos con público visitante. De todos modos, hay ciertos “condicionamientos” que deberían resolverse para evitar que el conflicto quede centrado en el “tire y afloje” entre Unión y Colón, cuyas dirigencias hoy gozan de una relación mutua que es muy buena y que dista considerablemente de los problemas vividos en los últimos años que se destacaron por las rupturas consecutivas de relaciones por parte de ambas.

¿Cuáles son esos condicionamientos? El primero y fundamental es el sector que le otorgarán a la hinchada sabalera en el encuentro del torneo Final, el año que viene. El problema no es la cantidad de entradas, sino el lugar. Colón considera que el espacio no sólo es insuficiente para los 2.500 hinchas sino que además es inseguro. Reclamará amplitud y seguridad. ¿Qué tiene Unión como respuesta?, la posibilidad de modificar la actual estructura en cuanto a pulmones divisorios y distribución de su gente.

Si Unión tuviese la nueva tribuna (bandeja sur) construida, podría darle toda la redonda del sector oeste a la visita como está previsto originalmente. Esto posibilitaría no sólo mayor capacidad y amplitud (en la medida que las condiciones estructurales de esa tribuna se lo permita), sino también mejores condiciones de seguridad, ya que se podría definir que la hinchada de Colón acceda por un sector mejor definido y seguro al estadio.

Como es casi un hecho que la distribución del público será la actual, la posibilidad de darle la redonda tendría un serio impedimento y es la venta de plateas por todo el torneo en el sector de la redonda. A propósito, esas 1.500 plateas, aproximadamente, que se venden en forma anual, sólo por esta temporada se hicieron de manera semestral especulándose con la posibilidad de que en marzo esté lista la nueva tribuna, cosa que no ocurrirá.

¿Quién decide?
Los clubes dicen que debe jugarse con público visitante, pero ellos pueden colaborar y de ninguna forma garantizar un operativo de seguridad. ¿De quién es esta responsabilidad?, de la policía, del gobierno provincial y también de la Municipalidad.

Hoy la policía atraviesa por un proceso de crisis y en medio de ello, con antecedentes de lo ocurrido en el último clásico que no favorecen, tiene que poner manos a la obra para organizar el operativo.

No es que se pretende desligar a los clubes, porque ellos también son responsables. Pero no son los únicos que deben tomar la decisión. El convencimiento tiene que llegar de parte de todos, pero sobre todo estudiando no sólo lo que pueda ocurrir en el partido del 17 ó 18 en Colón (donde la cancha es más grande), sino fundamentalmente lo que pueda ocurrir en la revancha en Unión.

El fútbol debiera ser una fiesta y nadie pretende ponerle piedras a nada porque sería remar en contra de lo que se quiere y se sueña como espectáculo para la gente. Pero tampoco se puede justificar, en nombre de esa pretendida y soñada fiesta, que haya centenares de cabezas rotas, miedos, inseguridades e incomodidad para la gente. La responsabilidad debe ser de todos, no solamente de los dirigentes de los clubes.

FUENTE: El Litoral

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