“Mi familia y yo tuvimos mensajes y llamados telefónicos, amenazas de muerte y demás. Alguna página de internet publicó los teléfonos y con la psicosis que vivimos, parece que uno no se puede equivocar”, informó el árbitro, dolido por la cuestión. Comprende la importencia de los simpatizantes del conjunto cordobés, pero no justifica haber llegado hasta ese límite: “Jamás se me hubiera ocurrido amenazar de muerte a un tipo”.
Más tarde, detalló que los números de los llamados están todos registrados y tienen la característica de Córdoba, algo que quedó afirmado en la denuncia realizada. “Como yo me tengo que hacer responsable de mis errores, cada uno se hará responsable de lo que dijo y esto seguirá como tiene que seguir”, completó. Y aunque no le gustó la suspensión para la siguiente fecha, se hizo responsable y aceptó tener que ‘sufrirla’ desde afuera.
Como ya había mencionado en declaraciones anteriores, insistió en que las manos en el área de Boca le parecieron casuales, mientras que admitió haber fallado en el penal sobre Carrera y lamentó el cobro de los offside, aunque libró de responsabilidad al línea Scime. “En el partido anterior que me había equivocado, justamente había sido en Belgrano-Independiente, cuando no le di un penal a Independiente por una mano”, recordó.
Por último, justificó por qué la bola de nieve se hizo tan grande con el correr de las horas: “Si los jugadores dicen que somos unos ladrones, la gente hace apología de eso y en los programas nombran como que fue ‘La Gran Estafa’…”.
Fuente: PlayFutbol
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