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La De-Generación de dirigentes del básquet

scola
Más de 20 millones de deuda, pedido de quiebra de una empresa financiera y una agencia de turismo de la esposa del expresidente. La triste moda de la mitomanía dirigencial. Si no fuera por Scola…

Raul Foradori – SOL 91.5 (Parte 1)

Raul Foradori – SOL 91.5 (Parte 2)

Otar Macharashvilli – SOL 91.5 (Parte 1)

Otar Macharashvilli – SOL 91.5 (Parte 2)

Luis Scola – Conferencia de prensa


Hace varios años, la conducción de la CABB estuvo en la mira por manejos discrecionales y políticas de poder sin tapujos.

Muy a pesar de los que defendieron lo indefendible, incluídos dirigentes de diversas federaciones y algunos pocos periodistas que ahora se desayunan de los problemas que contradictoriamente ya conocían, la realidad nos tapó y hoy sufrimos la consecuencia de la risa general del deporte argentino.

Copiándose de los malos ejemplos del fútbol, la triste y casi normal enfermedad dirigencial, ahora, llegó sin diagnóstico previo a la cantidad interminable de personalidades que no aportaron absolutamente nada al básquet nacional durante más de una década. Los resultados, taparon todo, es decir, la mugre se colocó debajo de la alfombra pero se hizo basural a cielo abierto.
La mitomanía llegó al básquet. Y es de aquí, que los síntomas tranquilamente se pudieron visualizar con el paso del tiempo. La mentira patológica constante (“está todo bien, estamos creciendo”) la exageración del relato (“nos ganamos el prestigio dirigencial internacional”), viven una realidad paralela y tienen otros conceptos de mentira y verdad (en la carta de Vaccaro, él mismo pone: “Me hago cargo, se cometieron errores, pero propios de la pasión), se defienden ante cualquier cuestionamiento (“Creí descomprimir con mi renuncia, hay activos no cobrados, copiamos modelos de gestión), y ni hablar de lo que les compete, en este caso, a la dirigencia más lamentable, que para colmo de males, fue votado legítimamente por la mayoría y tan solo duró 18 días, pero que sufrió el síntoma aún más rápido: se desdijo en menos de 24 horas y dijeron no saber nada de lo que pasaba en la Confederación.

No se trata de justificar o meter leña al fuego, porque desde el interior del país, venimos observando desde aquel Preolímpico de Neuquén, que la Confederación se convirtió en un negocio para pocos y tranquilamente, en una agencia de viajes y turismo para los amigos de la pandilla de Vaccaro, reitero, con la complicidad dirigencial más insólita que se haya visto y lo más triste, la periodística, que también la dejó pasar, creyendo poco u omitiendo cosas.

Es cierto, era difícil conocer detalles, pero entre nosotros, sabíamos que la cosa no estaba del todo claro, y tampoco hacía falta ser investigador para saber que en cualquier momento, todo explotaría.

Y pasaron los años y los problemas continuaron. Y las miserías dirigenciales se iban notando cada vez más. Es más, en Santa Fe se le hizo un homenaje a Raul Foradori, y gracias a la prensa, a Pepe Grandineti. Precisamente esta enfermedad permite este tipo de cosas, porque dos opositores como Raul y Pepe, en cualquier otra situación, no hubiesen recibido nada. Foradori, el primero en denunciarlo públicamente a Vaccaro, y en los micrófonos de la Sol. Pepe, quien no pudo hacer mucho cuando a los medios nos empezaron a cobrar el canon en competencias interacionales, y desde la CABB, lógico, no se movió un dedo. Lo loco de todo esto es que el rosarino cenó la noche anterior en su casa, horas previas a su renuncia como presidente de la entidad. Foradori no entendía nada, pero anticipó que la cuestión fue sencilla: desde Buenos Aires, Camau Espinola ya había recibido el reclamo y pedían su cabeza.

Pero hay cosas más graves, la falta de creedibilidad, uno de los tantos síntomas de los mitómanos. El señor Zanni, santiagueño, prefirió un cargo público asegurado mediante intervención del radical kirchnerista Gerardo Zamora, y pasó tres papelones en menos de 24 horas, mintiéndole al diario Olé, luego a Uno contra Uno, en conferencia de prensa y luego, casi en el anonimato, renunciando en la sombra, sin comunicados oficiales y huyendo como rata.
Y esto no es todo, ¿quieren saber de Vaccaro?. Una cuenta bancaria en Hong Kong, que se enteran recién que pertenece a la CABB, una empresa de viajes y turismo de la esposa, que promociona eventos y del cual, el seleccionado se ve manchado, ya que hoy, tiene rebotados cheques por un valor de más de 200 mil pesos. La Federación de capital envió cinco cheques con un total de 1 millon de pesos, y a la CABB solo llegaron tres. Una cueva financiera que salpica a dirigentes santafesinos y un pasivo de tres millones y medio de pesos, y otra entidad, que cambiaba cheques con la firma ELBE SA, sospechada en la causa de la fundación de madres de plaza de mayo. La empresa PROENTER, como sucede en el futbol, adelantó plata por comercializar a la selección. Nadie sabe dónde está el dinero, y Julio Lamas, el entrenador de la Generación, a quien la empresa se hacía cargo de su sueldo, depositó la plata, pero el DT nunca cobró.

Es decir, mientras Vaccaro dice tener problemas personales, dejó deudas. Mientras Zanni se hizo el guapo en conferencia mandando a los jugadores a pensar en el Mundial, y luego renuncia, pero ya tiene cargo en Santiago del Estero, la Generación Dorada se ve manchada en su buen nombre.
Lo más triste pero glorioso, el partido de Luis Scola y Camau Espínola: el de animarse a no callar más.
Scola pidió auditoria, pidió renovación, transparencia, honestidad y coherencia. Camau sintió verguenza por los desastres que encontró en la CABB. Muy a mi pesar, Zanni reconoció que la cosa no estaba bien. Es decir, el diagnóstico no reviste dudas: se robaron casi todo.
Otro punto triste, es la dirigencia que tenemos en la región. Una Federación que se maneja mal, que es vieja y repiten figuritas. Hoy por ejemplo, podemos decir que la selección U17 se instaló en el CARD de Santa Fe previo a un Mundial, pero aquí, un dirigente asociativo se presenta como nuevo encargado del armado del Torneo Federal y se queja de la no difusión de los amistosos, cuando ni siquiera cuenta con una mínima oficina de prensa, ni difunde los torneos que organiza.

Hoy, un plantel de selección en divisiones menores, no tiene ropa extra para poder utilizar.

Hoy, los que trabajan alrededor de la selección, no cobran.

Hoy, no sabemos quién es el presidente de la entidad más importante de nuestro básquetbol.

Me pregunto: ¿Vaccaro se hará cargo de todo esto?, ¿seguirá mintiéndose solo y creyendo su propia historia?.

Me pregunto, ¿habrá un gesto digno y responsable de todos los dirigentes y darán un paso al costado?.

Lo de ayer fue un nuevo papelón. Y las Federaciones, responsables de los más de 200 mil jugadores federados en el país, tendrán que tener al menos, un mínimo gesto de reconocer que han sido cómplices, porque no pueden decir que no sabían nada de nada.
Y en el medio de todo esto, los jugadores y las ilusiones que se rompen.

Una generación dorada con jugadores dignos, que finalizará con otra generación: la de dirigentes que han degenerado su profesión, por poder, poder y más poder.

Por Diego Vergara

 

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