21.6 C
Santa Fe

José María Arancedo habló de la visita del Papa a Río de Janeiro


“Creo que fue un acontecimiento, muy rico para el interno de la Iglesia.
La palabra de Francisco nos compromete mucho. Es una palabra que habla del
Evangelio, un Evangelio a ser vivido, que siempre implica conversión,
coherencia, servicio y entrega”, explicó en rueda de prensa.

 

Reiteró además que
el Papa representa “la actualidad del Evangelio en el testimonio de una
persona, que habla de misericordia, verdad, pobreza, humildad, austeridad y
paz” y remarcó la coherencia y la “cercanía de la palabra con el testimonio”
que expresa Bergoglio.

Para el prelado santafesino, uno de los aspectos que habla a las claras del
éxito de la jornada fue el comportamiento que demostró la juventud de todo
el planeta que se dio cita en la ciudad brasileña. “Hubo tres millones y los
únicos problemas que tuvo la policía eran de tránsito. Y los chicos coincidían
y vibraban con Francisco cuando les hablaba de valores y en clave de exigencia,
no de demagogia. Y yo veía a los chicos, con que apertura y alegría recibían el
mensaje. Creo que es un momento importante para la Iglesia y hasta profético
para la Humanidad”. 

Respecto del llamado “a hacer lío” que hizo Francisco a los jóvenes del mundo,
el arzobispo analizó que “el lío que le pedía a los chicos es ese decir ‘no se
conformen’”. Y explicó que fue una conminación a no perder las ganas de remar
contra la corriente y mantener los ideales. “No tengan temor a asumir
compromisos, que van contracorriente”, indicó y recordó que en realidad hubo un
mensaje para todos a “ser austeros”.

Mantener el fervor

Al ser consultado sobre que es lo que tiene el Papa para generar tal
convocatoria, Arancedo aseguró que uno de los valores principales es la coherencia.
“No es una doctrina que dice, todos la podemos decir. La podés tocar. Y ese es
su testimonio de. ¿Y donde lo tocás?. En su sonrisa, en su mirada, en su
detenerse, en su palabra, en la cercanía entre la palabra y la vida. La gente
percibe coherencia. Habla de pobreza y trata de ser pobre, sencillo, austero”.

También aseguró que, una vez apagada la euforia de momentos como este, tan
significativos para la vida de la Iglesia, viene la responsabilidad de los
obispos, los sacerdotes y los laicos para mantener encendida esa llama en el
futuro. Una tarea que les cabe a cada una de las parroquias. “Es un mensaje que
el mundo necesita”, finalizó

Fuente: El Litoral 

Últimas noticias
spot_img
spot_img
Noticias relacionadas