La izquierda frenó el avance de la ultraderecha y dejó un panorama incierto para el oficialismo
La segunda vuelta electoral de este domingo en Francia trajo sorpresas: según las primeras estimaciones, el Nuevo Frente Popular (NFP) habría ganado las elecciones generales. Según los sondeos a boca de urna, la coalición que agrupa a todas las izquierdas se impuso como primera fuerza política parlamentaria. La ultraderecha quedó tercera, lejos de los pronósticos que la daban como posible triunfadora.
El NFP reúne a La Francia Insumisa, el Partido Socialista, Los Verdes, Partido Comunista y varios partidos minoritarios. Según las informaciones preliminares, habrían conseguido entre 180 y 215 diputados posicionándose como primera fuerza en la Asamblea Nacional.
Por su parte, el bloque centrista del presidente Emmanuel Macron (Ensamble) se impuso como segunda fuerza parlamentaria. En un notable aumento de fuerza entre la primera y segunda vuelta, el partido oficialista podría conseguir entre 150 y 180 diputados.
En un giro sorprendente, el partido de Marine Le Pen quedó lejos del triunfo. El partido de extrema derecha, Reagrupamiento Nacional (RN), perdió fuerza de manera sorprendente entre la primera y segunda vuelta. Según se estima, habría conseguido entre 120 y 150 escaños, quedando tercera en la elección.
De esta manera, el parlamento quedó dividido en tres y ninguna fuerza tiene la posibilidad de imponerse de manera total. Sin embargo, este nuevo giro en la política francesa abre un período de incertidumbre.
El primero en reaccionar fue el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. Remarcó que Macron “debe aceptar la derrota” y pedirle “al bloque de izquierda que gobierne”. En este sentido, la posibilidad de que el primer ministro francés sea elegido por la fuerza mayoritaria es más que posible.