Miles y miles de personas llegaron hasta el circuito Santa Fe Ciudad y disfrutaron de un sábado a puro motor. En familia, con amigos, desde los más chicos, hasta los abuelos, todos pudieron disfrutar de uno de los mejores espectáculos del automovilismo y en la única carrera nocturna de Sudamérica.
Desde las primeras horas de la mañana, el público comenzó a copar el circuito Callejero Santa Fe Ciudad. Mientras en los boxes los mecánicos ponían a puntos los autos de la máxima categoría del automovilismo argentino, y los motores comenzaban a encenderse, el color de las calles de la zona portuaria cambiaba su escenografía.
En un día con temperatura ideal para disfrutar de un espectáculo al aire libre, miles personas de la ciudad, de los alrededores y llegados de muchas partes del país empezaron a transitar por las pasarelas, sacando fotos y buscando ese lugarcito, en las más de 30 tribunas ubicadas a lo lardo del trazado santafesino, para disfrutar del Súper TC20000.
Pablo, hincha de Chevrolet llegó desde Sauce Viejo, preparado para no sufrir el calor con su casco amarillo de constructor, con dos latas en sus costados y conectadas con una manguerita. Era uno de esos personajes fierreros recorriendo el circuito. “Venimos preparados para el calor. Siempre estamos con mis amigos para disfrutar de esta carrera. La verdad que tener algo así, de nivel internacional es lo mejor hay” destacó.
Padres con sus hijos en brazo; grupos de jóvenes con banderas de su marca favorita; abuelos y nietos, se adueñaron de cada sector de esta gran fiesta que hoy vive la Ciudad de Santa Fe. Las tribunas de la zona de la chicana en Alem y Belgrano, o la curva del Palomar, hasta la impresionante Curva 1 -como la llaman los pilotos- en Juan de Garay y 27 de Febrero: todo se colmó para para ver los primeros entrenamientos, la clasificación y finalmente disfrutar de la gran final del Súper TC 2000 en único circuito nocturno de Sudamérica el Callejero Santa FE Ciudad.
Juan y su hijo, hinchas de Matías Rossi, llegaron desde Coronda y se instalaron en una las tribunas en la curva del Palomar. “El año pasado vinimos y nos encantó. La ciudad está muy linda, y nosotros estamos cerca. Hoy llegamos a las cinco de la tarde y ya nos quedamos en este lugar para ver de cerca de los autos”, dijo con una sonrisa en su rostro de satisfacción mientras contaba sus ganas de verlo ganar al piloto de Toyota.
También Yeni y Leo llegaron en familia para ver la carrera nocturna: “Venimos siempre con los chicos, mis hijos y mis sobrinos. Es realmente un espectáculo hermoso. Para Santa Fe es algo muy lindo y esperemos que se siga repitiendo”, decía mientras Francesco, con su camisa de Chevrolet se las arreglaba para dormir un ratito, a pesar del ruido de los autos.
Como en todas las carreras, los grupos de amigos dijeron presentes. Sergio con una peluca rubia y con la gorra con la marca del Ovalo fue uno de ellos. “Estamos desde temprano. Realmente es lo mejor que le puede pasar a la ciudad. Nosotros venimos siempre. Esperemos que gane Ford”, decía, mientras de fondo los escapes de los autos no paraban de sonar y hacer rebajes antes de entrar en la curva.
Mario llegó desde Córdoba con sus hijas. Encontraron un lugar en la tribuna de clásica chicana para ver ese espectáculo único cuando los pilotos doblan en un lugar impensado. “Llegamos a eso de las 6 y realmente que no podemos creer la cantidad de gente. Mañana vendremos a las 8, bien temprano”.
La noche cerró con la victoria y el festejo de los autos de la marca italiana y con la gente aplaudiendo al paso de los pilotos en la vuelta de honor. Con los rostros felices y los oídos aún zumbando, las miles y miles personas que colmaron el Callejero Santa Fe Ciudad, comenzaron a retirarse.
Fuente: Prensa MSF
