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El genio frotó la zurda

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Conferencia de Prensa de Sabella – SOL 91.5

Messi – SOL 91.5

Con un golazo de Messi sobre la hora Argentina derrotó 1-0 a Irán y se clasificó a los octavos de final.
¿Cómo explicar a Lionel Messi? ¿Cómo entender que un jugador no participe del juego, esté para el cambio y hasta despierte la bronca más genuina de los hinchas? ¿Cómo entender que no la pida, que esté clavado, que no corra, que no se ponga el equipo al hombro durante 90 minutos? Dicen que a los genios no hay que comprenderlos. Habrá que quedarse con eso.

Lo cierto es que la Pulga tomó el balón recostado sobre la derecha, se sacó a un iraní de encima y con un zurdazo genial hizo olvidar todos los enojos, las frustraciones, la preocupación. Así son los genios. Así es el 10 argentino. Por momentos desaparece, se frustra y baja la cabeza. En otros la rompe, te deja sin palabras. Hoy, la Argentina le ganó por 1-0 a Irán sólo por su zurda. Y, aunque no se recuerde demasiado en medio de la alegría, también por Sergio Romero.

Las intenciones de ambos quedaron planteadas rápidamente. El equipo de Sabella se adueñó del balón y se paró de mitad de cancha hacia adelante, algo que estaba en los papeles de todos. En tanto, los asiáticos eligieron replegarse, cerrar los espacios y apretar en cada sector, al punto de mostrar un juego brusco, lo que provocó cuatro o cinco faltas en los primeros minutos.

El elenco albiceleste trató de romper la muralla con las subidas de Zabaleta y Rojo, en asociación con Di María y Messi. Sin embargo, les costó llegar hasta el fondo, un poco por la falta de sorpresa y otro poco por la cantidad de hombres de rojo que esperaban en los metros finales. Además, Messi nunca tuvo terreno y tampoco mostró rebeldía como para quebrar con su habilidad.

Gago se transformó en el conductor, pero apenas logró romper una vez con un pase entre líneas, a los 12, cuando Higuaín perdió ante el arquero Haghighi. Después, Argentina chocó mucho. Agüero intentó al igual que el Pipita, pero poco lograron ante cuatro o seis piernas iraníes. A los 21 consiguieron una buena triangulación que terminó en un disparo del Kun y una buena respuesta del uno rival.

Pero con el correr de los minutos, la marca terminó por frustrar los intentos. Increíblemente, lo mejor de la etapa inicial llegó por arriba, un punto reconocido como el más flojo en el ciclo de Sabella. Sin embargo, la pasividad del arquero asiático y de los defensores provocó dos cabezazos que pasaron muy cerca, primero con Rojo y luego con Garay. Los asiáticos también llegaron por esa vía: sobre el cierre con un frentazo de Hosseini.

Si la primera etapa de la Selección dejó a todos preocupados, la segunda mitad profundizó todas esas sensaciones. Faltó cambio de ritmo, atrevimiento, velocidad y pases en espacios reducidos, y hasta se sufrió en un par de contras de un rival que está lejos del primer nivel mundial. Romero respondió en dos cabezazos y salvó lo que hubiese sido un golpe muy duro.

Lo que hicieron los delanteros nacionales fue pobre y, en un momento, Rojo se convirtió en la principal bandera, sólo con ganas, un par de anticipos y algunos centros bien lanzados. Los ingresos de Lavezzi y Palacio le dieron algo de frescura a un elenco que estaba perdido. Sabía que tenía que ir y lo hacía, pero sin saber por dónde. Y apareció él. Y Argentina avanzó a octavos.

Nota y foto: Tyc Sports

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