Karina, oriunda de Esperanza, tiene un hijo de 10 años que tiene parálisis cerebral y desde hace meses denuncia a su ex pareja por incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. El menor no cuenta con obra social y no puede realizar los tratamientos médicos correspondientes.
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“Pido una obra social para mi hijo para que pueda hacer su terapia”
Karina, una mujer de 27 años oriunda de Esperanza, eligió los micrófonos de SOL 91.5 para contar la crítica situación por la que atraviesa su hijo: Diego, de 10 años, tiene parálisis cerebral y no puede realizar los tratamientos médicos correspondientes porque su padre no cumple con los deberes de asistencia familiar, lo que le imposibilita tener una obra social.
En la denuncia por Incumplimiento de Deberes de Asistencia Familiar, radicada en el Centro Territorial de Denuncias, contra el padre del menor, figura que “desde noviembre de 2018 el denunciado está incumpliendo con sus deberes como padre (..), que se hizo monotributista para que el menor pueda tener obra social, pero hace meses que está sin la misma, por no pagar”.
En dialogo con Malas Costumbres, Karina explicó en detalles la situación: “No tenemos relación con el padre. Hace 4 años que no lo ve, porque mi hijo no quiere”.
“Por una cuestión, de que otra salida no quedó, el padre se tuvo que hacer monotributista para tener obra social y hace un tiempo que no paga. Diego tiene muchos tratamientos encima y no los puede hacer porque no tiene obra social”, explicó.
“Él nunca se hizo cargo. Las veces que he querido hablar con él, había violencia en el medio, contra mi familia y contra mí”, aseguró Karina y está ratificado en la denuncia presentada. “Me tuve que ir de Esperanza por las amenazas que recibo”, agregó.
Con respecto al denunciado, el padre de su hijo, señaló: “Su situación económica es muy buena. La conoce mucha gente en Esperanza. Me recorrí todo para obtener una solución. Te preguntan de quien estás hablando, cuando decís nombre, no se puede hacer nada. La policía te manda de un lugar al otro y los abogados, hacen lo mismo”.
Entre lágrimas y angustia, Karina insistió: “Lo único que estoy pidiendo es una obra social para mi hijo, donde él pueda no llorar a la noche cuando le agarra los dolores de piernas porque no se puede mover porque no está haciendo sus terapias. Donde él pueda sentarse en una silla de ruedas que a él le corresponda, que tenga sus medidas. Donde él, si necesita un alimento especial, lo tenga. Donde él tenga un pañal que pueda usar, no uno barato, porque yo no puedo comprárselo. Que él tenga sus cosas”.
