extrañaba su presencia. El mundo del básquet no habla de otra cosa de que
pasará con este Unión. Lógicamente, se remontan imágenes de un estadio de la
Tecnológica rebalsado de gente, allí donde todo evento pasaba por ese mítico
piso de madera.
Ni hablar del sexto hombre considerado por Julio Layana, Carlos Gilardoni junto
a Angel Ceballos, como lo fue Flor Meléndez, y que decir de las crónicas de
Rodolfo Raviolo, ni bien salió a flote el inicio mismo de la Liga Nacional,
allá por el año 1984. Raviolo fue crítico constructivo y su radiografía de
aquel 1° Septiembre del 86, decía: “la inversión es muy grande, colmo para
advertir que el proyecto debe ser rodeado de todas las garantías posibles para
un triunfo final”
Respetar la historia también es apoyar, realzar esas ideas que con aciertos y
errores, revolucionaron el deporte en la ciudad, el país y el mundo. Venir a
jugar con Unión era y será siempre especial para todo el ambiente. Y cuando
hablo de historia, esta dirigencia quedará en esa vitirina, como estará
sentado, inquieto en algún lugar Pepe Solito con sus locuras, Cuqui Vega
bregando por su querido Unión y porque no, el querido Carlos Reinick
averiguando en que plantea se podrá sentar junto a su familia, o pedirle a
Marcelo Mendoza que le diga cuando se venden los abonos, porque seguramente él,
era el primero.
Refrescar esa parte de la historia, son parte de los 30 años que Unión viene
escribiendo con nombres propios en la Liga Nacional. Unión las pasó a todas, y
sino pregunten a ese fanático de Alberto Tourn, o Chiche Irázabal, responsables
de que algún fanático se haya quedado sin entrada porque colocaban el cartel de
entradas agotadas. Y en el mítico Tribu Mocoretá, Unión también dejó su huella.
Confieso que cuando observe ingresar a la mamá del colorado Reinick y su hija,
se me piantó un lagrimón. El mismo jugador confesó que se sintió con una
responsabilidad muy grande volver a Unión y que sus sentimientos están muy
arraigados a este club.
Respetar esa historia, revisándola para no repetir aquellos errores, entiendo
que la dirigencia ya tomó nota de este detalle. Todo lo pasado fue bueno, muy
bueno, pasó por momentos malos y creció más de lo previsto, luego no se supo
mantener. Allá quedarán las críticas constructivas y destructivas, sin embargo
una ciudad se movilizó con este club y todos les gustó ver buen básquet. Ese
mismo que ofrece a partir del esfuerzo, un torneo prestigioso, de categoría
profesional y donde Unión regresa para tener esa revancha que el destino le
tenía preparado.
Un día del mes de octubre, pero por ejemplo de 1984, el profe Reynoso ya veía
de reojo que el equipo podía ascender, llegaron dos americanos, en noviembre
Unión ya estaba en la A, luego de la transición de León Najnudel y su locura
que lleva 30 años. Eso es historia que hoy se escribe con expectativas de
permanencia.
Un dia del mes de octubre, pero del año 1985, Flor Meléndez era el entrenador
de Unión para esperar a Ferro, el del profe Luis Martínez con el inigualable
Miguel Cortijo cuando hizo una gira por la zona. O un dia del mes de noviembre,
cuando llegaba el poderoso Obras. Eso es historia, eso es escribir con
argumentos.
Un dia del mes de noviembre, pero del año 1986, un trio de jugadores como
Georgie Torres, Willy Quiñonez, Cachorro Santiago, parecían de otro planeta. Ni
hablar de los 28 puntos de Camisassa ante los Estudiantes de Bahia Blanca, con
el Loco Montenegro a la cabeza. Eso es hablar historia de vicionarios y
ganadores que querían cada vez más, y con recaudaciones que salvaron en más de
una ocasión al fútbol tal cual cuenta la historia.
Vaya también el reconocimiento a todos aquellos que en los momentos malos,
pusieron más que el pecho, y agregaron su billetera como garantía de
continuidad, por el sólo hecho de hipotecar su vida por Unión. Me quedo corto
con los apellidos, pero saben que los tengo en mi mente.
Con semejantes argumentos, tal vez con pocos pergaminos, sin embargo en el afán
de los apuros de la historia de esos equipos, Unión pagó por errores propios,
pero que le fue devengado con esfuerzo el hecho de disfrutar hoy, de un ascenso
y una cancha propia, y encima llena. Todo vuelve a su lugar.
Miren si no hay historia para contar, revisen si esto de Unión en el básquet
nació de un repollo, o aquellos que sacan alguna telaraña del ropero, como me
contó hace poco Gustavo Casermeiro, excelente jugador que estuvo en el 84 y 85,
quien confesó que guarda la musculosa oficial a rayas de la entidad de la
avenida. Unión es el ascenso con el Vasco Aispurúa, el mismo que tendrá en sus
retinas Jaime Cabré, Fernando Ré, Sebastián Godoy, por nombrar a los del club.
¿Quieren un resumen de una parte de la historia?, repasemos, Flor Meléndez,
Yoyo Caballero, Justo Reynoso, Héctor Von Ther Thusen, Aldo Montalbetti,
Ricardo Jakchuc, Marcelo Niklinson, como entrenadores. De jugadores, Georgie
Torres, Lee Mc Niel, Jhon Hewood, Mario Elie (campeón con los Spurs), Griffit,
Herriel, Willy Quiñonez, Cachorro Santiago, Lance Ball, Harris, Brown, Elie
Pasquale, Tomy Anderson. ¿Más?, Daniel Guglielmone, Sebastián Uranga, Carlos
Romano, Esteban Camisassa, Gabriel Milovich, Hernán Montenegro, Javier Tillati,
Ricardo De Cecco, Miguel Rosano, Casermeiro, Carlos Delfino (padre), Luis
González, Ferrari, Acosta, Azuaga, Barbieri, Cardona, Spurio, Vasco Aispurua.
Esto es parte de la historia, porque luego llegaron los recesos largos, muy
malos momentos hasta la creación del Estadio propio.
Alli encontraran apellidos como Sergio Martin, Cesar Mazzei, Jorge Caballero,
Marcelo Stessens, Vegetti-Colavino, el mismo colo Reinick, Rhul, Vesco,
Rostchy, Delfino (hoy en la NBA), Sosa, Calvelli, Bourquin, González, por
nombrar algunos, más allá del campeón del Federal.
El próximo 21 de octubre comienza otra historia, pero del año 2013. Allí van
los de Juan Simenzuck, para seguir escribiendo esta rica historia de una
institución. Tremenda responsabilidad
No queda otra que pensar y actuar en consecuencia, apoyar y alentar a este
equipo en cada partido que se dispute en el Angel Malvicino.
Fotos: Marca Personal/ Prensa Unión
